domingo, 22 de enero de 2012

LA FIGURA HUMANA

Desde la pintura primitiva en las cavernas, la figura humana ha sido un motivo de representación permanente en la historia del arte. Aunque la figura misma, o la percepción que se tiene de ella, ha cambiado continuamente. El cambio en sí no ha ocurrido de forma dramática, pero sí muestra diferencias, marcadas por las distintas culturas, que se han plasmado en imágenes a través del tiempo.  

Prehistoria Paleolítico
Los artistas paleolíticos representaron los animales selectivamente, los que habitaban en su entorno, cazaban (los grandes herbívoros) o veían ocasionalmente (carnívoros). Pero sobre todo crearon formas geométricas simples como los puntos o trazos, o complejas, como los grandes signos cuadrangulares con divisiones internas dibujados en la profunda galería de Altamira o los blasones de Lascaux. Los signos son más numerosos que los animales, los cuales acostumbran a estar dibujados a su lado o sobre ellos.
La temática incluye también, aunque de forma intermitente y en proporciones reducidas, representaciones humanas. Su expresión figurativa no sólo es mucho menos realista que la de los animales, sino también, y muy a menudo, extravagante (monstruos, máscaras) o simbólica (manos, sexos). Jamás un paisaje, ni un árbol, un una escena que relacione entre sí las distintas representaciones. Estas flotan sobre las paredes de las cuevas y de los objetos como en un mundo imaginario, salvo raras excepciones, una de ellas en Lascaux (en el Pozo), que amplifica la admirable ejemplaridad del arte paleolítico.  

Mesolítico y Neolítico
Téngase en cuenta el profundo cambio de las relaciones sociales: descubrimiento de la agricultura, la ganadería y la cerámica y la vida sedentaria y urbana. Las primeras muestras de este nuevo arte fueron descubiertas en España (1903) en el Barranco de Calapatá (Teruel), seguidas luego de nuevos hallazgos en las provincias del levante español, desde Lérida (también Lleida) a Almería. Estas pinturas levantinas se encuentran siempre a plena luz del día, en abrigos naturales de fácil acceso. Nunca aparecen en cavernas oscuras y difíciles de descubrir. Destacan, entre otros, los abrigos de la provincia de Lérida (Cogul), Tarragona (Morella la Vella), Teruel (Charco del Agua Amarga), Castellón (Valltorta), Valencia (Araña) y Albacete (Alpera). En la iconografía de estas pinturas, las imágenes nunca aparecen aisladas, y la figura humana se convierte en el centro y eje de las distintas composiciones pictóricas, verdaderas escenas que apenas tienen algo que ver con las representaciones mágico-religiosas de la pintura paleolítica. Las diferentes escenas de los abrigos levantinos revelan, asimismo, la existencia de un nuevo tipo de población, con actividades y modos de vida distintos. Incluso la fauna en ellas representada pertenece a un clima más cálido. El norte de Europa (Noruega, Suecia, Finlandia y norte de Rusia) tiene las mismas características, en líneas generales. Son escenas de un extraordinario valor narrativo, realizadas, además, con un intenso dinamismo vital, exagerando incluso los rasgos de movimiento. Repetidas veces se representan las luchas entre distintos bandos de arqueros, o las movidas y dinámicas escenas de caza, carreras de arqueros, danzas y escenas relacionadas con la agricultura y ganadería.  

Edad Antigua Egipcios
La representación humana en el arte egipcio estaba regulada por unas estrictas proporciones que tienen a la mano y al brazo como módulo de las demás medidas. La imagen de la figura humana debe contener todas las partes a la vista de forma que no parezca estar mutilada. Esto ocurre porque la representación tiene un carácter simbólico y mágico y cualquier daño en la imagen puede repercutir en la persona representada. Así, se presentan las diferentes partes desde puntos de vista distintos al estilo de lo que hará en el siglo XX el cubismo.
Romanos
Desde el principio de su civilización, los romanos hicieron gala de una gran genialidad para los retratos realista esculpidos y desarrolllaron el gusto por mostar escenas narrativas históricas. La figura humana se presenta casi siempre dentro de los cánones proporcionales clásicos, aunque en algunos relieves funerarios las proporciones no se respetan y vemos algunas cabezas que son evidentemente más grandes que una normal. Gran desarrollo tiene la estatuaria, sobresaliendo obras de Juvenal, Tácito y Plinio. A la par se confeccioan muchas figuritas de bronce. Entre los artes menores, los romanos fabricaban camafeos y retratos en miniatura sobre vidrio.

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